Capitulo 1 "El Libro"
Un par de semanas habían pasado desde que Lisandro había decidido vivir solo a las afueras de la ciudad. Un perro pequeño, una vieja grabadora y una guitarra eran sus únicos compañeros de habitación. No se requería de gran espacio para un sujeto delgado, de estatura mediana, nariz afilada y una trizte mirada siempre perdida en el espacio, y su hogar se resumía en una habitación con cocineta, una ventana, su cama, un buró con su radio y un baño.
Ese día, Lisandro se despertó por los ladridos de su pequeño amigo que le recordaba que la hora del desayuno había pasado hace dos horas. Se levantó de la cama con una mirada perdida y al hacerlo miro fijamente a su perro -si, ya voy... ya voy, te escuché la primera vez...- dijo mientras se dirigía a la alacena para buscar el alimento para el pobre animal.
-Maldita sea... si yo compré tu comida apenas hace tres días.. y ya se ha acabado?- replicó mientras revoloteaba todas las latas de la alacena sin encontrar nada. Lisandro frunció el seño se puso los pantalones y los zapatos, guardó su cartera en su bolsillo trasero y se dirigió a la puerta. -En un momento vuelvo... te traeré mas comida pero por el amor de Dios ya callate...- dijo siendo respondido solo por los desesperados ladridos de su compañero.
Salió a la calle, se respiraba una fría humedad, resultado de las lluvias de invierno. La calle a medio pavimentar albergaba pequeños huecos rellenos de agua que, junto a las grietas que se dibujaban en el asfalto, le daban un toque tétrico al paisaje desolado. El sol que se asomaba entre las nubes no ayudaba mucho en contra del frío viento que soplaba, y fue ahí cuando Lisandro se reprochaba por haber dejado el abrigo en casa.
Apretó el paso hasta llegar a una tienda que estaba abierta a pocas cuadras de su hogar. Al entrar al establecimiento unas extrañas campanas anunciaron su llegada al cruzar la puerta, y solo se veía la gran figura de la señora que atendía el establecimiento, una vista no muy agradable.
Con alrededor de 60 años de edad y una estatura de 1.88 mts, no le era fácil ocultar su perturbante persona: evidente sobrepeso, sus grandes y gruesos brazos dibujaban azules y rojas calles a causa de las estrías, y sus pantorrillas autopistas. Esporádicos bellos faciales le quitaban lo poco femenino que alguna vez pudo tener y un parche le cubría el ojo derecho que le había dejado de existir tiempo atrás. Nunca decía ni una sola palabra ni se movía de lugar, solo miraba vigilante a sus clientes con su único ojo, y, se decía que si alguien intentaba robarle algo, sin tocarse el corazón le hacía brujería hasta que el pobre incauto moría.
Lisandro recorrió los pasillos de prisa, tratando de encontrar lo antes posible el alimento de su animal, un poco nervioso tardó en percatarse que las bolsas de comida para perro estaban detrás del mostrador. Temeroso se acercó a la señora y con una voz quebrada dijo -... di... disculpe, quisiera una bolsa de alimento para perro porfavor...-.
Sin decir nada, la señora se levantó de su silla y se dirigió hacia las bolsas que estaban atrás de ella, al hacerlo dejó al descubierto un cuadro con una fotografía vieja, donde se encontraba una hermosa mujer tomada del brazo de un apuesto señor con aspecto europeo. Lisandro se quedó viendo como hipnotizado los hermosos ojos de aquella bella dama, era preciosa, increiblemente preciosa. Despues se percató de que el señor en la fotografía sostenía un libro con su mano izquierda, y se alcanzaba a ver el título del libro: "El Secreto".
En ese momento la señora regresó con la bolsa de alimento para perros y de un azotón la puso sobre la mesa, mirando con enfado al curioso cliente que no dejaba de mirar la fotografía. -Wow..- exclamó Lisandro -... si ese libro tiene el secreto para tener una chica así yo lo quiero... jejeje- .
Al escuchar el torpe comentario de Lisandro, la vieja comenzo a reirse de una forma un poco grotesca, ya que al comenzar a reir, la señora evidenciaba su precaria situación dental y emitia un olor fétido, como el de un perro atropellado de hace dos días. Entonces, y sin dejar de reir, la vieja abrió un pequeño cofre que estaba debajo del mostrador y de ahi sacó un viejo libro, carcomido un poco por el paso del tiempo, sin embargo en la pasta se alcanzaba a leer aún el título del mismo.
-"El Secreto"?... Pero... esto quiere decir...- en ese momento Lisandro fue interrumpido bruscamente por la horrible voz de la vieja -... llévatelo.... llévatelo... LLEVATELO!!! LLEVATELO!!! -
La señora repetia esa misma palabra una y otra vez y cada vez más y más fuerte, al ver como su ojo lo miraba fijamente mientras ella gritaba, Lisandro entró en pánico, tomó el alimento para perros y el libro y salió corriendo de la tienda.
Al doblar en la esquina de la cuadra, y por estar corriendo de prisa sin poner atención, Lisandro choca con una joven de bata blanca, tirandole los libros y papeles que llevaba ella en las manos.
-Lo.. lo lamento muchisimo...- dijo Lisandro mientras levantaba el desastre de hojas que él había provocado. - Oh... no te apures, yo tampoco me estaba fijando por donde iba..- contestó la amable joven mientras se incaba de igual forma a recojer las hojas del suelo. Cuando por fin lograron apilar de nuevo las hojas y los libros se levantaron. - Realmente lo siento mucho, no me fijé por donde iba...- dijo Lisandro mirando al suelo. -No te preocupes, pero... te pasa algo? tienes una cara como si hubieras visto al mismo demonio...-.
-Estoy bien, no te preocupes...- dijo Lisandro sujetando la comida para perro con las dos manos. -Disculpe por el percance señorita...-.
-Ori...- respondió la joven -Mi nombre es Orizshna, me acabo de graduar de la facultad de psicología y aqui mismo en esta calle estoy abriendo mi consultorio... pero mis amigos me dicen Ori -
- Oh... mi nombre es Lisandro...- contestó estirando la mano para estrecharla -... yo vivo a una calle de aquí... mucho gusto Dra. Orizshna...-
-Igualmente... realmente soy nueva en el vecindario, así que no conozco a mucha gente... te agradecería si pudieras ayudarme a promoverme con tus amistades y familiares...- dijo la joven mientras estiraba la mano para darle su tarjeta de presentación.
-Gracias...- dijo Lisandro tomando la tarjeta y guardandola en su bolsillo -... bueno, debo retirarme, suerte en tu consultorio...-
Lisandro se retira a paso apresurado, dejando atrás a la sorprendida joven que se queda viendo como se aleja aquel desconocido.
En la siguiente esquina escucha una voz familiar proveniente de un vehículo haciendo el alto: -Hey amigo!!! Lisandro!!! Ocupas raite? Subete!!-
Lisandro sube al auto de inmediato -Toribio! Amigo... he he... hace rato que no sabía nada de ti...- dijo Lisandro con una voz un poco sofocada.
-Tu eres el que desaparece así nomas...- respondió el conductor volteando a ver el retrovisor -... amigo ya te dije que no tienes por que vivir tú solo en este lugar tan apartado de la ciudad, sabes que siempre serías bienvenido en mi casa, a Patri no le importa...-
-No te preocupes... tu y tu esposa no tienen que ver por mi... ya estoy algo grandecito para cuidarme solo no crees?...- dijo con la respiracion algo agitada mirando por la ventana del carro.
-Eres mi mejor amigo y lo sabes cabrón...- replicó Toribio -te conozco, y se que no estas bien... desde tu divorcio con Lett...-
-Letty no tiene nada que ver ya...- contestó interrumpiendo algo molesto mientras sujetaba la comida para perro contra su pecho y respiraba rapidamente.
-Te pasa algo? Desde que te vi en la calle tenias un aspecto... algo asi como si hubieras visto al diablo...- comentó Toribio mientras doblaba a la derecha en la cuadra donde vivia Lisandro.
-... algo así... solo que...- en ese momento, Lisandro se percata que no trae el libro con él, - Shit!! el Libro!!!! se lo quedó ella!!!!-.
-Libro? Ella?? De que hablas??- dijo el confundido Toribio.
-Tenemos que ir por el!!! Da vuelta en U y regresa a la calle donde estabamos...- respondió el agitado Lisandro mientras sacaba de su bolsillo la tarjeta de presentación para ver la dirección.
Toribio regresó a la calle donde estaban anteriormente y bajo la velocidad para ver los numeros de las casas y negocios.
-Avenida Jefferson 887 ... aquí es!! detente!- Dijo Lisandro mientras se bajaba corriendo dirigiendose a la puerta del lugar. Un local recien pintado de color azul cielo con una puerta de cristal con una reja blanca, se podía leer a un lado de la puerta un letrero donde estaba escrito: "Dra. Orizshna psicologa y psicoterapeuta especializada" .
En ese momento Lisandro intenta abrir la puerta, la cual se encuentra cerrada... -Oh no... maldición.. abre...- balbusea mientras comienza a tocar el timbre como desesperado.
-Amigo, creo que esta cerrado... no esperaras que en pleno domingo haya alguien tomando consultas aqui, a parte... el lugar parece nuevo... no creo que haya estado abierto antes... tendrás que venir mañana...- dijo Toribio mirando de lejos el lugar.
-Demonios!!- gritó Lisandro mientras se recargaba en la puerta.
-Tranquilo amigo...- comento Toribio mientras se acercaba a su frustrado amigo -... sea lo que sea que buscas de seguro lo encuentras mañana... que tal si vamos a pistear por ahí con los amigos? Marianna me llamó y dijo que iría con algunos amigos al bar del centro... vamos un rato y sirve que despejas tu mente...-
-De acuerdo... pero primero tenemos que ir a dejarle de comer a Hans... que ha de estarse muriendo de hambre...- Dijo con la vista en el suelo mientras se dirigia al automovil. Mientras alguien se asomaba de la ventana del segundo piso a travéz de las cortinas sin ser visto. Los dos jóvenes subieron al carro y partieron de ahí.
[... Ok, esta es mi primer historia, y es una de horror... tal vez aun no lo parezca, pero poco a poco irá tomando forma... publicare la continuación pronto... en el siguiente post...]
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3 comments:
jaja Patri hay esta amiga europea pues jaja asi ke me caso con ella jaja
¬¬
no he leido los capitos 1,2,3, me gustaria leerlos
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